Estaba hablando con una amiga de su vida y concordamos con una niñez muy similar. Un cuidador (padre, madre o alguien más) que estaba ahí en cuerpo, pero no en apoyo y amor incondicional. Hablamos de muchas emociones, fue sanador y saqué un montón de cosas que tenía atrapadas en mi pecho. Fue una catarsis importante. Cuando terminamos la llamada me sentía más relajada pero había una sensación con la que me quedé varios días. Fue hasta ayer en la noche cuando me dí cuenta… esa sensación era un sentimiento de victimismo. Conecté con ella por como fuimos y somos víctimas de nuestro pasado.
¿Cuántas veces te has puesto en el papel de una víctima? ¿Cómo sales de ahí?
En la vida el dolor es inevitable pero el sufrimiento es una opción. Cuando algo doloroso te pasa, no puedes controlarlo más que apreciarlo como un maestro espiritual y buscar un propósito con lo que pasó. Pero, ¿cuántas veces nos aferramos a ser víctimas?
Muchas veces.
Conecté con mi amiga porque hoy nos sentimos como víctimas de algo que pasó hace más de 10 años. ¿Podemos dejarlo atrás y seguir adelante? Si.
Cuando algo te lastima tienes que reconocerlo, perdonarlo y dejarlo ir. Suena sencillo pero ¿cuantas veces no lo reconocemos? Reconocerlo da miedo porque simboliza volver a sentir el dolor, pero esta vez con ojos de compasión y una intención de tomar responsabilidad con lo que puedes hacer hoy.
¿Qué puedes hacer hoy? Priorizar tu felicidad y el gozo por la vida.
¿Qué?
La mayor revolución con tu pasado es ser feliz hoy. Escoge una cosa que te haga sentir bien. Bailar tu canción favorita. Tomar un baño. Cambiar un pensamiento para enfocarte en algo mejor. Es así como dejamos de ser víctimas y tomamos responsabilidad de nosotras mismas.
Hoy, ahora, tú, ¿qué eliges?
Prioriza tu felicidad,
Kiriosa.