Tú creas tu vida con las historias que te dices

Es un hecho que las historias venden. Venden tan bien que tu misma te las crees. Hoy te quiero dar unos ejemplos que he descubierto a lo largo de mi camino a la sanación y la felicidad. 

Historia # 1 

Imagínate una niña de 4 años, juega, descubre el mundo y necesita de sus papás. Pero tiene un padre ausente que nunca se hizo cargo de ella. Le hace promesas de llegar para su cumpleaños y a la madre de pasar el gasto, pero esto nunca ocurre. La niña crece con la historia que no puede confiar en su papá y que hay algo malo en ella y por eso su papá no quiere pasar tiempo con ella. La niña crece y se convierte en una adulta. Este tipo de casos crecen a: 

  • Buscar un padre en relaciones románticas, donde el hombre tenga las mismas características del padre. Ausente, emocionalmente insaciable, desaprobador y que no brinde afecto. 
  • Para alcanzar todo lo que se propongan y ser súper exitosas, pero nunca están satisfechas con su éxito, porque como te tratan de niña te tratas a ti en tu cabeza. 

LA HISTORIA QUE LA ADULTA JOVEN SE DICE A SÍ MISMA ES: No puedo confiar en los hombres, los hombres siempre me decepcionan, los hombres se van y nunca se quedan. 

Al verlo en perspectiva, podemos entender porque una mujer joven puede repetirse esta historia. Pero, es una historia obsoleta que no le sirve para ser feliz. Es aquí donde la consciencia de nuestro pasado nos ayuda a entender nuestro presente para tener un futuro diferente. 

Historia # 2 

Esta es mi historia personal de mi desorden alimenticio y dismorfia. Cuando tenía unos 8 ó 9 años yo nadaba competitivamente. En un entreno, el entrenador nos sacó de la piscina y nos pidió que hiciéramos un círculo. Ya no me acuerdo de qué estaba hablando. Pero estas palabras quedaron fijadas en mi mente, el entrenador me miro a los ojos y enfrente de todos me dijo: “Tu estas gorda, necesitas dejar de comer pan”. Por lo que deje de comer todo tipo de pan por 2 años. No encontré refugio ni consuelo en nadie, de todos lados recibía el mismo mensaje: “Estás gorda, baja de peso”. A la corta edad de 9 años empecé a racionar mi comida y a odiar mi cuerpo. 

MI HISTORIA ERA: El único valor que tengo es mi cuerpo, si soy gorda nadie me quiere, si soy delgada me querrán. 

Fue hasta que estaba en la universidad estudiando psicología más o menos a los 22 años que me dí cuenta que tenía un problema con mi amor propio. Ahora sé que mi valor propio es mucho más que como me miran las personas y el número en la pesa. Pero esto no lo sabía 15 años atrás. 

Historia # 3 

Una vez estaba en el carro con una amiga mia, hablábamos y ella me dijo: “Mi papá me dice que me trata como hombre para que sea fuerte en la vida”. En este momento yo me quede callada y no dije nada, tal vez debí haber dicho lo que tenía en la mente pero no lo dije. Escucharla me rompió el corazón. 

LA HISTORIA QUE SU PAPÁ LE PROGRAMÓ EN SU MENTE ES: Las mujeres son débiles los hombres son fuertes. No aceptes tu energía femenina y sólo acepta la masculina. 

Esto se remonta a las creencias machistas donde celebran el nacimiento de un niño pero no de una niña. La ironía de esta creencia es que según el jungianismo, rama de la psicología, creada por Carl Jung, dice que en el cuerpo de cada hombre y mujer existen dos energías. La energía femenina y la masculina. Siendo la femenina la fluidez, la intuición, las emociones y la energía masculina la acción, la motivación y determinación. Todos y todas necesitamos ambas energías para ser verdaderamente felices y exitosos en la vida. 

¿Qué historias te cuentas? ¿Tienes historias obsoletas que tienes que limpiar? 

Por la actualización de tus historias a unas que sí te sirvan, 

Kiriosa.