Voy a ser muy honesta contigo. Hace un par de días recibí una mala noticia. Me enojé y después pase a sentir una preocupación profunda. Ya recuperé mi compostura y agradecí el regalo que fue el enojo.
¡¿Cómo?!
Si, el enojo y la preocupación fueron un gran regalo. Lo miro como un detox. Una creencia en mi subconsciente se hizo presente durante mi enojo. Sentí miedo a no ser suficiente. Cuando creencias limitantes llegan a flotar en tu vida consciente es porque estás lista para sentirlas y dejarlas ser. Para que ya no tengan poder sobre ti.
El desarrollo personal es un trabajo en capas. Con cada capa que remueves encuentras tu autenticidad aún más. Pero cada capa requiere trabajo.
La mayoría de la gente no hace trabajo personal para encontrar y sanar su pasado. Solo viven e interactúan por su condicionamiento. Por eso es un regalo mi enojo.
¿Cómo puedes hacer de tu enojo un regalo? Advertencia: las primeras veces que hagas este proceso tu condicionamiento te dirá que es tonto y que no está sirviendo. La práctica probará a tu condicionamiento que está equivocado.
- Admite que estás enojada/frustrada/triste/con ganas de vengarte.
- Escribe cual es la razón de tu enojo. Toma tu tiempo y saca todo.
- Ahora respira 10 veces profundamente.
- Pregúntate: ¿Qué puedo aprender de mí en esta situación? Deja a tu lapicero escribir.
- Agradece la información que recibiste y pregúnta más. Indaga con curiosidad qué significa.
Simple pero poderoso. Sigue este formato cada vez que estés enojada. Verás que la disciplina para cuestionarte a ti misma y crecer es más difícil que solo culpar a alguien más. Recuerda que puedes escoger tener la razón o ser feliz. Te doy una pista, ser feliz es tener la razón.
Con amor,
Kiriosa.